miércoles, 16 de julio de 2008

Hinostroza en el meridiano de la poesía

Texto leído durante la lectura del poeta Rodolfo Hinostroza
Ricardo Venegas

1.-“El don de apoderarse de las cosas mediante inesperados bautismos”, “el alma inaugurando una forma”, “un caracol dormido en un rectángulo de agua”, “Pan de los elegidos, alimento maldito”, son algunos atisbos que los propios poetas han tejido en su experiencia literaria, un eslabón de la escritura, un golpe de dados de quien dice: “la poesía es una apuesta en favor de la vida. Quien se atreve a servirla acepta existir al filo del tiempo, a verse expuesto a caídas y elevaciones, a tempestades y sequías. Al vislumbrar la meta postergada el buscador del viaje se descubre al principio”, Vicente Quitarte dixit.

2.- Si Juan Ramón Jiménez escribe y la dedica “a la inmensa minoría”, entonces la poesía no es para el que la necesita sino para el que la solicita; y aquí no hay clases sociales, pues también nos consta que no hay dinero en la poesía, pero tampoco hay poesía en el dinero.

3.-En plena charla un editor me decía: “no se vende la poesía, nadie lee la poesía”, y le dije que si no la leían entonces por qué se robaban los libros que prestaban para leer en el metro, me dijo: “esos libros incluso son de dudosa calidad”, en fin, mi reflexión fue más allá cuando pensé ¿por qué un editor, sabiendo que no venderá, sigue siendo editor?, ¿por qué un poeta, sabiendo que no hay dinero en la poesía se empecina en seguirla o en ser perseguido por ella? Es claro que la inutilidad de la poesía contradice palabras tan ficticias como “progreso”. Creo que aquí es donde encontramos la poesía y su naturaleza, pues no tratamos con mercancía sino con los motivos por los cuales, incluso, nos encontramos en este mundo y en este momento.

4.-Si los poetas que siguen escribiendo después de los 30 ya no tienen remedio (Quitarte dixit), se me ocurre que a Rodolfo Hinostroza la poesía se le apareció como un destino y no como un producto, tal como la sociedad de consumo quiere que nos veamos: cosificados, utilitarios del cuánto tienes, cuánto vales. ¿Cuánto valen los sueños del hombre, y cuánto ha invertido nuestra sociedad en extirparlos, en cultivar la nemotecnia y el automatismo, en procrear seres inválidos de imaginación, clones frustrados de pensamiento, de sensibilidad, de amor? ¿Y quién puede negar que hay una libertad necesaria para decir pacianamente a las palabras: “chillen putas, písalas gallo galante” sin que esto signifique no un insulto sino una audacia?

5.-Rodolfo Hinostroza (Lima, 1941): es el autor de Consejero del lobo (1965), Contra natura (1971) y Memorial de casa grande (2002). Con esta obra ha bastado para que Hinostroza sea considerado uno de los mayores poetas hispanoamericanos de la segunda mitad del siglo pasado.
5.-Se escuchan los latidos de los muertos en poemas escritos para durar. Alfonso Reyes relata sobre el poeta persa Omar Khayyam (el autor de Los Rubaiyat) que, sentado bajo la sombra de un árbol, el bardo disfruta de una botella de vino y del canto de un pájaro, aparece entonces un cazador que apunta al ave y la mata, entonces Khayyam se levanta furioso y arroja “chorros de versos” para suplir la belleza del canto que escuchaba. Lo mismo hace Hinostroza desde el poema:
“¡Ah, la palabra! ¿Y luego?/ ¿Cuando veamos que pesa tanto como un huevo de araña,/ que es un torpe arado resbalando sobre espejos/ desiertos, y que no modifica/ ni el ala de la libélula, ni el espanto iniciado en/ las Edades…”

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